Época colonial y republicana
Se cree que la ciudadela habría sido abandonada entre los años 1534 y
1570, en el periodo de resistencia Inca. Tras la invasión española, los colonos
o mitimaes habrían aprovechado la crisis que afrontaba el imperio Inca para
huir rumbo a sus pueblos de origen.
No hay
vestigios que indiquen que Machu Picchu habría sido ocupada en algún momento
por los colonos españoles ni datos que verifiquen que estos estuviesen al tanto
de su existencia. Los historiadores que sostienen esta hipótesis señalan que
los cronistas españoles no mencionaron jamás la ciudadela en sus escritos, por
lo que es probable que nunca llegasen a conocerla. Otros especialistas
sostienen lo contrario, basándose en estudios que revelan que los
españoles habrían usado la ciudadela como primer escenario de sus extirpaciones
de idolatrías, habiéndose hallado evidencias de incendios en algunas de sus
estructuras. Se cree también que los extirpadores de idolatrías se
habrían llevado los tesoros que se encontraban en la ciudadela.
Otro hecho
que fortalece estas creencias es que en las excavaciones realizadas por Hiram
Bingham y su expedición, se hallaron en algunas tumbas objetos
propios de la era posterior a la llegada de los incas, tales como un cuchillo
de hierro oxidado, un hueso de vaca, pepas de durazno y los restos de una
cuenta de vidrio verde. Aunque cabe mencionar que dichos descubrimientos no
fueron realizados por arqueólogos, lo que podría restar cierta validez a los
hallazgos.
Ya sea que
conociesen la ciudadela o no, todo parece indicar que los españoles no supieron
apreciar la importancia de la ciudadela en el pasado, en cuanto no se asentaron
ni levantaron construcciones en sus cercanías. Paulatinamente, el lugar sería
olvidado por los colonos españoles más no por los habitantes locales.
Durante la
era republicana, se cree que arqueólogos e historiadores famosos habrían
visitado el lugar, pero no habrían advertido la presencia de la antigua
ciudadela, como sería el caso del famoso investigador, geógrafo, escritor y
catedrático Antonio Raimodi. Existen fuentes que indicarían que en 1867, las
ruinas habrían sido visitadas por un aventurero alemán de nombre Augusto Berns,
quien sería entonces el verdadero “descubridor” de la antigua ciudadela inca.
Redescubrimiento
Si bien el
redescubrimiento de la ciudadela se le atribuye al historiador estadounidense
Hiram Bingham, hay fuentes que indican que Agustín Lizárraga, un arrendatario
de tierras de origen cuzqueño, habría llegado a las ruinas nueve años antes que
el mencionado historiador. Según indican, Lizárraga habría dejado una
inscripción en uno de los muros del Templo de las Tres Ventanas. Dicha
inscripción habría sido posteriormente borrada.
La
historia de Lizárraga y sus visitas a las antiguas ruinas incas habría llamado
la atención de Hiram Bingham, que se encontraba en la zona investigando los
últimos reductos incas en Vilcabamba. Bingham, muy interesado en estos rumores,
iniciaría la búsqueda de dichas ruinas, llegando a Machu Picchu en compañía del
arrendatario cuzqueño Melchor Arriaga y de un sargento de la guardia civil
peruana, en julio de 1911. Ahí, el historiador norteamericano encontraría a dos
familias, los Recharte y los Álvarez, que se habían establecido en los andenes
del sur de las ruinas. Fue finalmente un niño de la familia Recharte quien
guiaría a Bingham hacia la “zona urbana” de las ruinas, la cual se encontraba
cubierta por una espesa maleza.
De
inmediato, Bingham entendió el enorme valor histórico de las ruinas
descubiertas y se comunicó con la Universidad de Yale, la National
Geographic Society y el gobierno peruano, solicitando auspicios para iniciar
con los estudios del sitio arqueológico inca. Los trabajos arqueológicos
se llevaron a cabo desde 1912 hasta 1915. En este periodo, se logró despejar la
maleza que atestaba la ciudadela y se excavaron las tumbas incas halladas más
allá de los muros de la ciudad.
En 1913, la National Geographic publicó en su revista un extenso
artículo de Machu Picchu y los trabajos que ahí se realizaban, dando a conocer
la ciudadela al mundo entero. Con el transcurrir de los años, la importancia
turística de la ciudadela de Machu Picchu iría creciendo, primero a nivel
nacional y luego a nivel internacional, llegando a ser proclamada Patrimonio de
la humanidad por Unesco, en el año 1983. El 7 de julio de 2007, tras una
votación en internet donde participaron millones de personas alrededor del
mundo, Machu Picchu fue declarada como una de las nuevas siete maravillas del
mundo

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